Agricultores y ganaderos "naturalmente unidos por Aragón"
Las cooperativas agroalimentarias, al facilitar la unión de agricultores y ganaderos, hacen que muchas explotaciones sean más viables y posibilitan la llegada al consumidor de productos competitivos y de calidad. Pero, además, juegan un importante papel en el futuro del mundo rural: ser uno de los pilares sobre los que se pueda garantizar la pervivencia de las zonas menos pobladas de nuestro país.
Imaginemos un productor local, por ejemplo, un agricultor que trabaja día tras día para ganarse la vida. Este agricultor debe ocuparse de mimar su tierra para sacar lo mejor de ella: conseguir semillas, sembrarlas, prestar la adecuada atención para que germinen y lidiar con todos los problemas que surjan para finalmente obtener su cosecha. Tras todo ese esfuerzo, debe lograr venderlo en las mejores condiciones en cuanto a estado y precio para que llegue a los consumidores.
Llevado de manera individual, todo este proceso se convertiría en algo casi imposible para muchos productores. En consecuencia, muchas extensiones, al no generar beneficio suficiente, se quedarían sin explotar y esto derivaría en más desempleo y en productos más caros en el mercado.
De ahí la importancia de las cooperativas agroalimentarias.
Muchos agricultores y ganaderos se unen conformando cooperativas. Estas uniones permiten obtener una estructura más eficiente que posibilita hacer llegar al consumidor final un producto más económico asegurando la mejor calidad.
Estas entidades ofrecen también importantes ventajas: allanan el camino para que el productor deba sobre todo ocuparse de conseguir el mejor fruto posible; porque son las cooperativas las que le suministrarán todo aquello que precise para el desempeño de sus labores (semillas, piensos, abonos…). También le proporcionarán clientes y podrá recibir asesoramiento en múltiples aspectos.
"Juntos, todo es posible": esto se refleja de la mejor manera en las cooperativas: el productor consigue reducir sus costes, obtiene también información de interés sobre las oportunidades y mejoras que pueden acometer en el desempeño de su actividad, accede a formación, y consigue también hacerse ver y oír, algo que tampoco sería posible de manera individual. Al fin y al cabo, se hace más competitivo y todo ello gracias al esfuerzo común.
Y todo ello redunda en un beneficio para el cliente final: mejores productos a precios más asequibles.
Además, dentro del mundo rural, las cooperativas desempeñan un importante papel que se refleja en innumerables aspectos, entre los que destacan:
su papel como fuente de empleo: las zonas menos pobladas disminuyen progresivamente su número de habitantes y las ventajas funcionales que aportan las cooperativas permiten dar trabajo en el medio rural, que es la mejor forma de preservar la población. Más de 51.000 familias son socias o trabajan en cooperativas agroalimentarias en Aragón.
su papel mediador en la protección del medio ambiente. Por su constante interacción con el medio resultan agentes indispensables para la correcta convivencia con nuestro entorno natural, facilitando, por ejemplo, su adecuada limpieza para la prevención de incendios y fomentando cada vez con mayor interés su cuidado.
su papel como vertebrador social. Por medio de las cooperativas, quienes a ellas pertenecen también forman parte de un ente vivo en el que todos sus miembros participan solidariamente compartiendo objetivos que van en beneficio de un bien común que trasciende más allá de la propia entidad.
En definitiva, la unión de los productores posibilita acceder a servicios, clientes y mercados que de otra manera serían inaccesibles. Se crean importantes sinergias que benefician a todos (cooperativistas y zonas rurales) y, además, beneficia a los consumidores porque se permite una optimización de los recursos que favorece una mejor adecuación de los precios y también un total control de la calidad desde el origen.
Por todo ello, los socios y trabajadores de las cooperativas agroalimentarias están "naturalmente unidos por Aragón".
